María Lladró, Consultora asociada de Transform Action y Colaboradora habitual de El Mundo -Comunidad Valenciana- comparte con nosotros la parábola de la rana y su semejanza con la Cultura . ¿Estamos dormidos o despiertos? LA CULTURA de una empresa se define coloquialmente como «la forma en que las cosas se hacen aquí». La cultura de nuestra organización nos puede pasar desapercibida cuando llevamos mucho tiempo inmersos en ella, pues acabamos por acostumbrarnos. Sin embargo, es preciso estar atentos para convertirla en engranaje y motor de estrategia y éxito. Es conocida la historia de la rana que salta de la olla de agua hirviendo pero que muere poco a poco sin reaccionar a medida que se va calentando el agua. La parábola resulta útil para explicar lo que ocurre con la cultura. Igual que en el caso del bañista que se ha acostumbrado al agua fría después de la primera impresión: el contraste nos sensibiliza, la costumbre adormece.
Imaginemos que trabajamos en una empresa conservadora sometida a rígidos procedimientos. Falta iniciativa en las personas para resolver los asuntos que se atascan. La innovación no surge o se ahoga nada más despunta por miedo al fracaso. Y llega el día en que dejamos esta empresa y nos incorporamos a otra que posee una cultura centrada en el cliente, donde se exploran oportunidades, la comunicación fluye, la diversidad es enriquecedora y las personas colaboran sin el sentimiento limitante de la jerarquía. Nos hacemos conscientes del contraste. Eso es la cultura, el corcho que nos levanta o el plomo que nos hunde.